Aprovechando la interrupción de nuestra programación habitual, vamos con un especial: ¡triple programa! dedicado a Mirtha Legrand, a días de su cumpleaños. Invitamos a nuestros Mirthistas residentes a que programen el retorno del Videoclub de Nunca fuiste al cine e invocamos la figura de Domingo Di Núbila, periodista, historiador y crítico de cine con un texto transcripto para la ocasión.
Gran comedia y Mirtha Legrand: Los martes, orquídeas
Por Domingo Di Núbila*
Y llegamos, en los primeros días de junio, al que fue uno de los mayores éxitos de todos los tiempos, gustado por toda clase de público (proletario y burgués, inteligente y snob, argentino y extranjero) y por todo grupo de edad, aplaudido por la crítica y refilmado años después en Hollywood y México: Los martes, orquídeas.
Se la definió como la mejor comedia del cine argentino hasta ese momento, y lo fue. Pondal Ríos y Olivari contaron en ella la historia de un padre que, para despertar ilusión en una hija apocada, le envía todos los martes un ramo de orquídeas, haciéndole creer que son de un admirador. Las circunstancias lo obligan luego a corporizar al cortejante, para lo cual contrata a un muchacho desocupado, pero éste se enamora de la chica, la farsa hace crisis al descubrirse la verdad y… happy end.
El relieve de los personajes, la fácil identificación con sus sentimientos y la fértil imaginación de los autores –que crearon situaciones derivadas lógicamente de los conflictos desencadenados— le dieron encanto, ternura, humanidad, romanticismo y humor. Y esas cualidades del libro –completadas por la pirotecnia de un diálogo chispeante— cobraron vida en la pantalla a través de la inspirada dirección de Francisco Mugica y la conquistadora simpatía de sus intérpretes, a la vez que ganaron indulgencia para el homenaje a “Dos docenas de rosas rojas”, de Aldo de Benedetti, implícito en la semejanza del punto de partida argumental.
Como en Así es la vida, Mugica encontró en Los martes, orquídeas un libro idealmente afín a su temperamento, que le permitió volcar a pleno su sensibilidad, sentido del humor y don para combinar sentimiento y risas. Brillo y dinamismo en el tratamiento, buen gusto en la puesta en cámara, ojo para elegir intérpretes y auténtico carácter argentino fueron otros imanes de su comedia, que no pudo ser superada por ninguno de los dos remakes extranjeros: el hollywoodense Cuando llegó el amor, con Rita Hayworth y Fred Astaire, y el mexicano Azahares para tu boda.
Los martes, orquídeas tuvo un elenco sobresaliente. Enrique Serrano dio caudalosa simpatía al padre comprensivo y alerta a los problemas de sus hijas, Felisa Mary volvió a lucirse en su brillante papel de madre, Juan Carlos Thorry aprovechó la oportunidad para establecerse en nivel estelar, Nury Montsé exhibió su soltura en una actuación traviesa y amena, Zully Moreno aportó belleza y elegancia, lo mismo que Silvana Roth, y ambas confirmaron sus posibilidades estelares.
Sobre Thorry cabe puntualizar que, si bien se había lucido ya en varias comedias, singularmente con Niní Marshall, fue aquí donde pudo combinar su pinta y carisma, su vivacidad y seducción, su calle y caballerosidad, como el desocupado rebelde que va y viene de fenicios altercados con Serrano a románticas simulaciones con su hija, como si le diera lo mismo ser atorrante o debonair, mezquino o tierno, y dando convenientes inflexiones a la voz que lo hizo popular como locutor, animador y cantor.
Queda deliberadamente para el final la mención de un debut que no sólo ganó instantánea aprobación popular sino que influyó en la arrasadora expansión de la comedia sentimental luego de Los martes, orquídeas y disparó una de las más prolongadas carreras estelares en los anales de la pantalla argentina. Fue el de Mirtha Legrand, con quien hizo su triunfal llegada a nuestro cine la ingenua, la adolescente rubia de ojos claros, virginal, frágil y hermosa, viva imagen de la eterna ilusión del primer amor.
Es natural que haya sido Mugica su descubridor. Era el director más sensibilizado para captar esa clase de encanto en una chica que lo tuviera. Como casi todos los hallazgos, éste de Mirtha Legrand fue producto de la casualidad. Pondal-Olivari escribieron Los martes, orquídeas pesando en Delia Garcés, pero a último momento no se pudo contar con ella y fue preciso buscar reemplazante. De las demás actrices jóvenes, unas estaban ocupadas y otras no conformaban la visión que Mugica tenía del personaje. Entonces pidió que le presentaran aspirantes. Entre éstas aparecieron aquellas mellicitas que vimos en un par de tomas de Hay que educar a Niní, poco después de llegar de su natal Villa Cañás, y que habían trocado sus nombres (María Rosa y Rosa Aurelia Martínez Suárez) por los adecuadamente cinematográficos Mirtha y Silvia Legrand. Habían ganado un concurso que organizó Chas de Cruz en conexión con los corsos de la Avenida de Mayo y cuyo premio era un contrato de 500 pesos para aparecer en el film de Niní Marshall.
A Mugica le bastó verlas para descubrir en una de ellas, Mirtha, lo que estaba buscando: una imagen de la adolescente nimbada de pureza, con el indefinible mesmerismo de la atracción humana y el seductor misterio de una personalidad. En Silvia, en cambio, Mugica vio lo primero pero no lo segundo. Su entusiasmo por Mirtha fue definitivo luego de someterla a prueba; la chica, que tenía 14 años, respondió espontáneamente a sus indicaciones, no se inhibió ante la cámara –requisito ineludible de la fotogenia—y trasladó a la pantalla su encanto personal.
Cuando Mugica notificó a los dirigentes de Lumiton que por fin tenía protagonista para Los martes, orquídeas se le respondió con una noticia de esas que desploman el mundo encima de uno: una de las mellizas ya estaba contratada por Argentina Sono Film para La casa de los cuervos. No le cupo duda que tenía que ser Mirtha. Pero, por las dudas… Tomó el teléfono, llamó a Sono, preguntó qué melliza habían elegido y aguardó, sin aliento, la respuesta. Cuando finalmente le dijeron “Silvia” volvió a respirar y sintió que Los martes, orquídeas había nacido bajo los mejores augurios. Además, nunca pudo entender por qué Borcosque eligió a Silvia. Y tal vez esa distinta selección de las Legrand, físicamente idénticas, sea sutil ejemplo de una diferencia esencial entre ambos. En ese momento Mirtha tenía una belleza más cálida, pero no más decorativa que Silvia.
La contratación de una debutante para un papel estelar constituyó un experimento novedoso. Lumiton decidió invertir en su lanzamiento publicitario el dinero que hubiera tenido que pagar a una actriz consagrada. La combinación excelente comedia-magnética personalidad-formidable promoción dio espléndido resultado y algunos años después Lumiton repitió el procedimiento con Olga Zubarry y El ángel desnudo.
En Los martes, orquídeas hizo su afortunado debut como director de fotografía el ex cameraman Alfredo Traverso, que siguió trabajando exclusivamente para Lumiton. Los decorados de Ricardo Conord reflejaron las transformaciones que se venían operando en arquitectura, amoblamiento y decoración simultáneamente con la movilidad social y las demandas modernas impulsadas por la clase media.
* Fragmento de La época de oro. Historia del cine argentino I. Ediciones del Jilguero (Buenos Aires, 1998). Los martes, orquídeas (Francisco Mugica, 1941), puede verse online acá.
Se aceptan aportes haciendo clic en el botón o transfiriendo al alias nuncafuistecine.
Esposa último modelo, por Agustina Ranzini
Mirtha, la Chiqui, la Legrand, La Señora. Muchos nombres identifican a la estrella que acaba de cumplir 98 años. Tengo muchísimos recuerdos de ver sus películas y programas con mis abuelos. Desde siempre sentí admiración y felicidad cuando aparece en pantalla o cuando alguien la nombra. Hace un tiempo, empecé a recorrer su filmografía encontrándome en un lugar diferente a cuando era chiquita: así pude descubrir su versatilidad como actriz, su tránsito por todos los géneros y su talento para la comedia. La película Esposa último modelo es mi preferida. Dirigida por Carlos Schlieper y protagonizada por Ángel Magaña, es un ejemplo de ello. Allí interpreta a una chica moderna y rebelde, que se enamora de un muchacho que busca una mujer que sepa hacer todos los quehaceres de la casa: todo eso que ella jamás hizo. Será su abuela la que la ayudará a engañarlo para hacerle creer que es un ama de casa ideal, lo que generará muchas situaciones graciosas.
Por tu aporte al cine y a la cultura, por ser un emblema y acompañarme siempre… ¡Feliz cumple, Chiqui!
Esposa último modelo (Carlos Schlieper, 1950) fue elegida #58 en la Encuesta de Cine Argentino y se puede ver online acá.
Vidalita, por Santiago Kahn
Es muy difícil elegir una película para recomendar de la extensa filmografía de Rosa María Juana Martínez Suárez, la actriz también conocida como Mirtha Legrand. Voy a elegir entonces Vidalita (1949), dirigida por Luis Saslavsky. Una producción del austríaco Kurt Land, también involucrado en otra maravilla protagonizada por Mirtha, La casta Susana, un pícaro musical de 1944. En Vidalita, situada en 1830, Legrand interpreta a Vidalita, una joven que llega de un convento en el que se crio para presentarse ante su abuelo (Narciso Ibáñez Menta) que esperaba encontrarse con su primer y único nieto varón para que sea su heredero. Vidalita se viste de hombre para ser aceptada y se desatan una serie de enredos sobre los roles de género, mandatos y expectativas. Con escenas de acción en exteriores, con música y con pasajes en verso, un apuesto Fernando Lamas (el padre de Lorenzo) como interés romántico y diálogos que todavía parecen de avanzada para los debates sobre géneros y sexualidades, Vidalita fue nuestra Mulán criada a mate cocido y pastelitos, 50 años antes. Una obra maestra del cine argentino.
Vidalita (Luis Saslavsky, 1949) fue elegida #51 en la Encuesta de Cine Argentino, tiene su entrada en el Archivo Cuir y puede verse online acá.
Agenda



Entre Ríos en la Sala Lugones: acompañando el estreno local de Sombra grande, la última película de Maximiliano Schonfeld, el ciclo Érase una vez en Crespo presenta un pequeño foco de la provincia litoraleña, con películas realizadas en la localidad de Crespo. Iván Fund, recientemente premiado en Berlín, Eduardo Crespo y el mismo Schonfeld componen el programa de seis largometrajes. Más información, acá.
Otro de los estrenos nacionales que se destacan es Viento del este (Maia Gattás Vargas, 2024), que tuvo premier en el último DocBsAs y ganó el premio a Mejor película en el 20° FestiFreak. Tendrá funciones en el Gaumont a las 19:45 hasta el miércoles. El documental compartirá cartelera con Buenas noches de Matías Szulanksi, que continúa sus años prolíficos luego de la entrañable Berta y Pablo (2024) y de Último recurso (2023), que abrió la edición del BAFICI de ese año.
¡Mirtha en el CCK! El ciclo Bajo un mismo rostro: las películas de Mirtha Legrand se compone de diez largometrajes protagonizados por la homenajeada en este especial del newsletter. Podés consultar la programación acá.